lunes, 17 de octubre de 2011

¿Sola?

 
Después de pensar por algunos minutos, decidí lo que quería hacer: huir.
Aunque era una decisión muy precipitada. Creí que era la mejor,  y no había tiempo que perder.
Ahora lo que me preocupaba era como reaccionaria  mi abuela, esta decisión fue mía, pero ella, ¿qué diría?
De repente escuche  que alguien intentaba abrir la puerta.  Salí inmediatamente para  ver si era mi abuela, y si era ella.
Le sorprendió verme,  porque se suponía que debía  estar en la escuela.
Me pregunto,  ¿por qué estaba en casa?
Le respondí que no me habían dejado entrar, y le pregunte que si no había visto las noticias o escuchado la radio.
Me respondió que no.
Entonces, le comente lo que estaba ocurriendo, y lo que  había decidido hacer.
De inmediato me dijo que estaba  loca. Y que,  con qué  derecho decidía  por las dos.
Se molesto muchísimo,  y me advirtió que ella no dejaría su casa, su vida, ni su país. 
No la entendí, ¿cómo puede pensar así?
Por un momento yo también enfurecí,  al ver su reacción. Ella ya había hecho una vida, pero yo apenas la empezaba, me pareció muy egoísta, no pensó en mí. Yo también quería tener un futuro.
Así que, lo mejor fue retirarme a mi cuarto, no quería seguir discutiendo.
Me sentí más sola que nunca, pero no podía dejar a mi abuela e irme, eso jamás.
Pero tampoco me podía resignar a perder mi vida y mi futuro. Estaba acorralada y no sabía qué hacer.
Pero en realidad mi abuela tenía razón, yo no podía decidir por las dos. Tenía que hablar de nuevo con ella, pero eso sería mañana,  ahora estoy muy cansada.
Intente dormir, pero no pude, no podía dejar de pensar en lo que estaba ocurriendo. 
Empecé a pensar en mi abuela, mis amigos, y mi vida.
¡Mis amigos! ¡Alejandra!, mi mejor amiga, ella también le afectaría estas leyes. Me sentí muy mal, no me había puesto a pensar en ella,  y en su familia. Tenía que platicar con ella, pero ya era demasiada noche para hablarle.
En todo el día, solo había pensado en mis problemas, y en lo sola que me sentía, sin darme cuenta que en realidad no lo estaba. 
Y aunque no pude dormir en toda la noche, una esperanza llego a mi vida.  Tenía la fe de que todo fuera mejor, y con la ayuda de Alejandra podíamos buscar una solución.
(Final)

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