domingo, 13 de noviembre de 2011

Ayuda


Versión final
Tenemos dos días trabajando de sirvientas en una hacienda. El primer día que llegamos, todos estábamos muy agotados, pero eso no  importó para que de inmediato nos ordenaran ir a trabajar.
Gracias a Dios, Alejandra y yo estamos juntas en las labores que debemos realizar diariamente. Por las noches,  podemos platicar y olvidarnos un poco de lo que está sucediendo.
Pero a pesar de todo, no la hemos pasado tan mal. El trato que nos dan no es del todo bueno, pero a diferencia de cómo actuaron los policías, es mejor. Esto es muy extraño porque los cuidadores han sido más indulgentes con nosotras que con las demás personas.
La otra noche, Alejandra y yo estuvimos platicando sobre esta situación. Las dos llegamos a la conclusión de que a lo mejor Víctor nos estaba ayudando. También nos dimos cuenta de que él pasaba mucho tiempo en la hacienda. Teníamos la esperanza de que, en verdad, él nos estuviera ayudando y de que nuestras sospechas fueran ciertas…
Ya han pasado casi tres meses desde el día que llegamos. En este tiempo, casi todo ha estado sereno. Lo único raro que paso, fue que casi a todos se los han llevado poco a poco. ¿Adónde? No lo sabemos, pero ya somos muy pocos los que quedamos.
A Alejandra ya se le nota más el embarazo. Esto no importa: de todos modos tiene que seguir trabajando. Lo que me aterra es qué va a pasar con ella cuando el bebé nazca, pues no sabemos si podrá quedarse con él o se lo quitarán.
Los días aquí son eternos, y a veces quisiera ser libre como antes. Pero por ahora estoy encerrada y no tengo manera de escapar.
Algo sorprendente pasó una mañana. Estaba haciendo mis labores, cuando Víctor me llamó, me metió en un cuarto muy pequeño y me dijo que no hablara muy fuerte. Le pregunté qué pasaba, y me dijo que él nos quería ayudar, pero que ya no podía hacer mucho por nosotras, ya que a él también lo vigilaban. Me dijo que dentro de una semana nos llevarían a otro lado, pero que exactamente no sabía adónde. ¡Esto era terrible! ¿Ahora qué pasaría?
Aunque todavía no sabía cómo lo lograría, Víctor me dijo que nos ayudaría a escapar, y  yo tenía fe en que lograríamos huir.






 

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