martes, 1 de noviembre de 2011

Escapar



Esta misma tarde anunciaron que se mandaría  a trabajar a todos los jóvenes, los cuales no cumplieran con las leyes establecidas, sin importar,  sexo ni condición.

Me preocupaba lo que ocurriría con Alejandra y mi abuela,  ya que es por la única razón,  por la que no hui a otro país;  y temía por sus vidas,  y claro, también por la mía.

Pero algo terrible paso esa tarde,  fue lo peor que nos pudo haber ocurrido.

Eran las seis de la tarde, cuando alguien toco el timbre; era mi abuela, que con una gran desesperación me decía que tenía que irme, no la entendí, irme, ¿a dónde?

Le pregunte, ¿por qué me decía esto? ¿por qué tenía que irme?  Ella me contesto, que no me podía quedar, porque ya venía por nosotras.

¿Cómo? ¿Quién venia por nosotras?

 
Me respondió que las investigaciones terminaron,  y habían comunicado, que se nos llevaría a trabajar a las fábricas; por no cumplir con las leyes establecidas.

Pero la advertencia de mi abuela había llegado demasiado tarde, ya que de inmediato llegaron unas camionetas con varios policías abordo. Uno de ellos me pregunto mi nombre y cuando se lo dije, de inmediato me arresto, aunque mi abuela intento impedírselo,  no pudo.

Al ver a mi abuela llorando, cuando me llevaban, sentí muchísimo miedo y coraje

Pero lo más terrible  fue, que entraron a casa de Alejandra, y golpearon terriblemente a su papá, cuando este intento detenerlos.

A empujones subieron a Alejandra a la camioneta;  ella se sentó a lado mío, y me comento que le dolía mucho su estomago, estaba muy pálida. Pero al intentar decirle al policía lo que le ocurría, el me callo y me dijo que no tenía derecho hablar.

¿Cómo?, tampoco tengo derecho hablar, supuse que esto se pondría peor.


Le pregunte en voz baja,  a un joven que estaba a lado mío, si sabía a dónde se encontraban las fabricas, a donde se nos llevaría.
El me respondió que no,  pero me comento que a las mujeres no,  se nos llevara al mismo lugar que a los hombres, ya que  a su  hermana ya se la habían llevado anteriormente,  pero a trabajar de sirvienta.

Era terrible lo que estaba escuchando.  Y lo peor era, que a lo mejor, ya nunca volvería a ver a mi abuela.

No lo podía permitir,  tenía que escapar de este infierno, pero por ahora no sabía cómo lograrlo.


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